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"... tronco arrojado por la marea en otra playa que no es Miramar."

jueves, 16 de septiembre de 2010

TRIOLOGÍA DEL TLACUILO


"El sol se hundió

en la isla de Vancouver

Acaso fue el Aztlán de los mexicas

de allí partieron las siete tribus

y una

fundó el imperio azteca."

José Emilio Pacheco

(La ilustración corresponde a la Isla de Vancouver en la niebla,
la foto es de Adele Brand).

1. Aztlán



La mañana se embriaga de lluvia

en la lejana isla de Aztlán,

un país con el color de la nieve

más allá del mar.

Guiadas por el Colibrí del Sur

emprendieron las Siete Tribus

desde las Siete Cuevas

el camino de Tollan

tierra de la voluntad y la riqueza.

Cuando las voces viejas

lo han dispuesto

las profecías son destino,

largos tramos sin descanso

pasos sin aliento

jornadas de sudor y polvo

enredadas en los zarzales,

los viajeros creados por el amasijo

de piedras preciosas

con sangre de los dioses

llegarán exhaustos, rotos, mutilados,

pero nunca ciegos.

En el lugar de los venados

a la vista de los islotes hermanos

el tiempo reposa su fatiga,

no hallarán los símbolos prometidos

en el reino de las flechas

bosque de secretas mariposas

donde los pájaros abrevan su canto.

Al amparo del sol

siguieron la ruta del viento

un viento sin calendario, sin tregua,

que sopla la eternidad de sus naguales.

No me lo contaron

así lo dice la Tira de la Peregrinación.


Jules Etienne

miércoles, 15 de septiembre de 2010

2. Tenochtitlan


Elegidos de los dioses

llegó el día de preguntarse

¿para qué tantos signos y revelaciones?

Selvas marchitas, invierno y hambre,

tanto humo ceremonial ¿para qué?

En mitad de la laguna

el águila, juraron los sacerdotes,

devorará a la serpiente,

el día a la noche,

el sol a las dudas,

la lucha al temor.

Máscaras del tiempo

no encontraron luz sino fuego,

los corazones palpitan su sacrificio.

Vendrá del mar un vendaval

de centauros barbados

a usurpar su tierra,

también el ahuehuete llorará la derrota.

Estirpe de Quetzalcóatl

Caballeros Águila al fin vencidos,

sangriento será el silencio

en el amanecer de su olvido.

Pueblo de barro y maíz

guerreros esclavos de la sinrazón

por obra y desgracia de sus majestades

los reyes católicos y sus misioneros

que pregonan la palabra

de la única religión posible.

Quien arroje la útima piedra

quedará libre de culpa,

que el destino se apiade

de sus noches oscuras.

Ahora ya nadie quiere recordar

la palabra de los ancestros.

3. México


Bajo el cielo de un azul longevo

allí donde los sobrevivientes

derramaron su desaliento

yacen los restos del imperio

de obsidiana, jade y alabastro,

sepultado por la prole indigna

de Doña Marina, la Malinche,

nietos y bisnietos, bastardos todos.

Sobre el osario de las víctimas

un cráneo tras otro,

yacija de ríos pétreos

por la sangre coagulada,

nubes de ceniza impura.

La codicia mundana

de los mercenarios de Cristo:

primero entrará un rico

al reino de los cielos

antes que los santos inocentes

que no pagan el diezmo.

Mestizos traidores y criollos cobardes

titzimines del inframundo,

son los mismos que cercenaron el águila.

Quetzalcóatl, serpiente emplumada

Izcóatl, serpiente de obsidiana

Xiuhcóatl, serpiente de turquesa

Mixcóatl, serpiente de las nubes

Cihuacóatl, serpiente hembra

Coatlicue, diosa de la falda de serpientes

Chalchiutlicue, serpiente abuela, diosa de la tierra

Cuauhcóatl, águila serpiente.

La serpiente sigue viva,

aquí lo he dicho.

Ya los historiadores

se encargarán de mentir.


La ilustración corresponde a La llegada de los españoles,
según los murales en Palacio Nacional que entre 1929 y 1935
pintara Diego Rivera.